321. Mujeres indígenas en las ciudades globales, entre la ciudadanía y la invisibilidad
En Jalisco, en los últimos años se registra un aumento significativo de la población indígena en las zonas metropolitanas, sobre todo en los seis municipios que conforman Guadalajara donde habita el 54.9% y en Puerto Vallarta que alberga el 10.4% (COEPO,2010:109). Esto significa que contrariamente a la imagen predominante, la mayoría de la población indígena del estado de Jalisco no habita en una localidad de la sierra alejada de los centros urbanos, sino en las dos ciudades globales del estado, en Guadalajara, conocida por su actividad comercial e industrial y en Puerto Vallarta, destino turístico nacional e internacional.
Dentro del proceso migratorio resulta fundamental la existencia de redes sociales de apoyo mutuo conformadas a partir de lazos familiares y de comunidad a través de las cuales se hacen circular bienes, información y apoyo moral, afectivo y económico en un medio que les es con frecuencia hostil. La población migrante indígena femenina que se dedica a las labores domésticas, queda con frecuencia relegada a las sombras debido a sus actividades “puertas adentro”, que las hace invisibles. Este no ver y no reconocer a las personas es el caldo de cultivo ideal para que se manifiesten distintos actos de discriminación. Pero ¿qué la ciudad no es de todas y todos los que la habitan? ¿Acaso las mujeres y hombres migrantes por ser indígenas no tienen derecho a habitarla plenamente?. Finalmente ¿cómo nos relacionamos con las personas migrantes indígenas en la ciudad? ¿Les vemos?