Diserta sobre el tiempo el Dr. François Hartog, Profesor Emérito de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris.

Imparte Conferencia Magistral: “Encuentro con Chronos”, en el Auditorio Rosario Castellanos del CUCSH Campus Belenes en el marco de la Cátedra Émile Durkheim

 

El Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), mediante la Cátedra Émile Durkheim,  la Embajada de Francia en México y el Instituto Francés para América Latina, llevaron a cabo en el Auditorio Rosario Castellanos del CUCSH Campus Belenes, la Conferencia Magistral: “Encuentro con Chronos”, impartida por el Dr. François Hartog, Profesor Emérito de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris.

En el presídium del evento estuvieron presentes el Mtro. Aristarco Regalado, Profesor-Investigador del CUCSH, en representación del Dr. Juan Manuel Durán Juárez, Rector del CUCSH; Dr. David Carbajal, Jefe del Departamento de Historia; Mtra. Patricia Núñez, profesora del Departamento de Historia; Dr. Guillaume Boccara, Agregado de Cooperación Universitaria y Científica de la Embajada de Francia y el Dr. François Hartog, profesor Emérito de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.

Durante el evento, se explicó que el libro de “Chronos”, es la continuación de una reflexión que inició Hartog en su texto “Regímenes de historicidad”, editado en 2007 por la Universidad Iberoamericana. En este libro, antecedente de Chronos, el autor analiza la relación que el historiador establece con el tiempo, categoría que considera que no sólo se encuentra en el corazón mismo de su trabajo, sino que constituye su razón de ser con la intención de que el historiador, ponga el presente en perspectiva y haga un ejercicio crítico de la historia.

El autor, propone que se utilice el esquema de régimen de historicidad, que es una manera de interrogar las diversas experiencias del tiempo o crisis del tiempo, es decir, el momento en el que el pasado, el presente y el futuro, se articulan y pierden su evidencia. El profesor Hartog, quien ahora expuso su obra “Chronos”, habla del tiempo, pues le interesa hablar sobre la textura del presente, de qué está hecho el presente.

“El presente es nuestro lugar, es nuestro contexto, siempre estamos inmersos en él,  y así es para todas las comunidades en el mundo, pero para aprender a aprender la textura de este pasado, de este presente, los historiadores deberíamos empezar a tomar distancia, sabiendo que el presente, no es el mismo para todos y que, es también muy difícil asignarle límites seguros”, indicó Hartog.

El Dr. Hartog destacó que “a pesar de que es difícil aprender el presente, existen muchos instrumentos para tomar distancia de él, porque en realidad, esta manera de trabajar es la que está implícita en la metodología de las ciencias sociales. Observar, medir, evaluar, interpretar, comparar, esta metodología nos permite reaccionar de una mejor manera, y gracias a estas metodologías, hoy sabemos mucho más sobre el presente o, mejor dicho, sobre los diferentes presentes”.

El académico francés señaló que “hoy con todos estos avances tecnológicos, con desarrollo de la big data, los algoritmos, dan testimonios de este presente, este crecimiento tiene el riesgo de que el pasado comience a desfragmentarse, porque si sabemos de manera precisa lo que significa vivir en el presente, no vemos de manera muy clara, cuál es este presente, o su textura. Es entonces aquí, donde el rol del historiador juega un papel muy importante, proponiendo idas y vueltas, entre el presente y el pasado, gracias al método de la comparación”.

Para el Dr. François Hartog, “este diagnóstico es resultado de tomar una distancia máxima, porque se trataba de comparar presentes del pasado. Los distintos presentes del pasado con nuestro propio presente, utilizando la técnica de la heurística, por ejemplo, y del régimen de historicidad, para tratar de aprender lo que llamamos de manera imprecisa. Las crisis del tiempo, es decir, estos momentos en donde la articulación entre el pasado, el presente y el futuro se hacen grises, en donde no son tan nítidos, y donde la desorientación siempre gana”.

En este sentido, subrayó el académico, “pasamos de una configuración donde el futuro era la categoría dominante, a una nueva donde el presente había tomado el rol. Cuando el futuro ocupaba el primer rol, efectivamente servía para dar respuesta a muchas cuestiones de lo presente y lo pasado. Entonces, el futuro era como ese progreso del presente y el pasado, y nos invitaba, de alguna manera, a caminar más rápido hacia un futuro que parecía lleno de promesas, nos invitaba a acelerar y modernizar, pues esas fueron las palabras claves durante una gran parte del siglo XIX y el XX, el cual es considerado intensamente futurista”.

El académico destacó que “toda esta idea de un futuro prometedor se transformó con la llegada de dos Guerras Mundiales y algunas revoluciones. Más tarde, las promesas más radiantes se habían convertido en una pesadilla, era imposible creer que el progreso científico, el progreso tecnológico, y el progreso de la humanidad, caminaban al mismo tiempo de manera paralela. Entonces el progreso, se quedó maltratado, se destruyó y se abrió, en algo que conocemos como la crisis del futuro, es decir, un futuro que se cierra y que, en contraparte, el presente toma su lugar”.

“Entonces el presente se convirtió en el tiempo a la moda, se trataba de estar en él, es decir, estar a tiempo para trabajar en el presente, vivir en el presente, no estar en reposo, ser flexible, móvil, responder a la demanda, innovar sin descansar. Las palabras claves para esta nueva era que se abría en la reflexión del tiempo, son: aceleración y urgencia”, destacó el Dr. Hartog.

Para el académico francés, “las nuevas tecnologías de la información multiplicaron, estas posibilidades de explotar el tiempo real, y de manera paradójica, de un lado el presente se terminaba en un instante, pero a la vez, no paraba, y en otro sentido, se extendía en la dirección del pasado. Entonces el presente se volvió omnipresente y se comió todas las categorías del pasado y del futuro, es decir, que estábamos viviendo una era en la que fabricamos de manera cotidiana y a cada instante, el pasado y el futuro que necesitamos”.

El Dr. Hartog explicó que “el presente oscilaba entre todo o nada, pero a este todo nada se le habría que agregar una nueva dimensión, vamos a llamarla, los años de la memoria, que llaman a la memoria, es decir, hacen una reivindicación de la memoria para reescribir la historia, para hacer uso de la memoria, el deber de la memoria, el derecho de la memoria. La memoria toma un lugar mucho más grande en los espacios públicos, mediáticos, sociales, culturales, y entonces la memoria, y su alter ego, que es el patrimonio, se convierten en dos figuras obligadas de los discursos y de las agendas políticas”.

El académico mencionó que “el futuro nos aclara el pasado y el presente para trazar un camino en vista de una acción, que evite los contratiempos y que esté lejos de los anacronismos. Es desde este futuro que la joven América se dio cuenta que convenía mirar a Europa y a Francia para percibir el avance irresistible de la igualdad, de esas condiciones, del sentido verdadero de la historia. El regreso del antiguo régimen de historicidad estaba terminado en el pasado, digamos, como si el archivo de las lecciones, sustituyera con el futuro, para lo futuro, como un telón, como un fin, para esperar que se imponga, como un destino único, y que tome los colores vivos de la utopía o de la sombra de una distopía”.

El Dr. Hartog destacó que “cuál era la textura del presente, la respuesta estaba en la confrontación de dos regímenes de historicidad, el antiguo y el moderno, con la ventaja de que el moderno progresivamente  extendió el imperio de cronos, mismo que empezó a tener o que empezó a perder digamos fuerza, a partir de los años 60 y 70. Esto se tradujo como una compensación por una subsistencia del presente, y la instauración del presente, pero desde hace poco estamos en una nueva época del tiempo que vino a transformar la textura del presente, es decir, que la estiro y a la cual, se le  agregaron nuevas capas que llamo el Antropoceno o la edad planetaria”, finalizó.

  

 

 

Escrito por: Difusión CUCSH
Fotografía: Difusión CUCSH
Fuente: CUCSH