La lucha tibetana: una voz por los derechos humanos y la supervivencia cultural
En el auditorio Rosario Castellanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) se llevó a cabo la conferencia “La lucha tibetana: una voz por los derechos humanos y la supervivencia cultural. El Tíbet como caso de estudio de la preservación cultural bajo la opresión y el deber global de la solidaridad”, impartida por Sikyong Penpa Tsering, primer ministro de la Administración Central Tibetana.
En la mesa del presídium participaron la Dra. Abril Alcalá Padilla, jefa del Departamento de Relaciones Internacionales; la Lic. Carla Sofía Torres, coordinadora de agenda y traducción; y el propio Sikyong Penpa Tsering, representante del gobierno tibetano en el exilio.
Durante el evento, el Dr. Gerardo Gutiérrez Cham, director de la Dirección de Estudios de la Cultura, dio la bienvenida en representación de la rectora del CUCSH, Dra. Dulce María Zúñiga Chávez, destacando la importancia del encuentro como un espacio de reflexión sobre la paz, la compasión y el respeto a los derechos humanos. Señaló que “el ejemplo del pueblo tibetano representa una lección de resistencia y espiritualidad ante la violencia y la pérdida cultural”.
Por su parte, la Dra. Abril Alcalá Padilla subrayó que la visita del primer ministro tibetano representa “un momento histórico para la comunidad universitaria”, al permitir aprender directamente de un líder comprometido con la libertad, la dignidad humana y la preservación de una cultura milenaria que enfrenta el desafío de mantenerse viva en el exilio.
El primer ministro Penpa Tsering compartió con los asistentes la situación actual del Tíbet, explicando que, aunque su territorio nunca formó parte del imperio chino, en 1951 China invadió el Tíbet, lo que derivó en la pérdida de su independencia y la muerte de más de 1.2 millones de tibetanos. Desde entonces, “el pueblo tibetano ha sufrido represión política, destrucción de templos y restricciones religiosas”.
Actualmente, explicó, “muchos niños tibetanos son separados de sus familias y enviados a internados donde se les enseña únicamente mandarín, lo que amenaza la supervivencia del idioma y la identidad cultural tibetana”.
Además, el gobierno chino impone severas limitaciones a la práctica religiosa y al movimiento de los monjes, mientras promueve una versión “sinizada” del budismo tibetano.
El ponente contextualizó el conflicto entre China y el Tíbet, el cual se remonta a mediados del siglo XX, cuando el Ejército chino ocupó el territorio tibetano en 1951. Desde entonces, detalló, “el Tíbet ha permanecido bajo control de Pekín, mientras su líder espiritual, el Dalái Lama, y miles de tibetanos viven en el exilio”.
El experto dijo que China sostiene que el Tíbet forma parte de su territorio desde la antigüedad, pero que el gobierno tibetano en el exilio defiende su independencia histórica y denuncia una política sistemática de asimilación cultural, represión religiosa y violaciones a los derechos humanos.
El líder tibetano destacó que su misión no es solo hablar del Tíbet, sino también defender los derechos humanos universales y la necesidad de solidaridad global ante la opresión cultural y religiosa. Recordó las enseñanzas del Dalái Lama, centradas en la compasión, la no violencia y la búsqueda de la verdad como caminos para la paz.
El evento en el CUCSH fue un llamado a la reflexión sobre la resistencia pacífica del pueblo tibetano y la responsabilidad global de proteger la diversidad cultural y la dignidad humana.