Servicio Social
Servicio Social en la Universidad de Guadalajara
Conocimiento con consciencia, vocación al servicio
La conciencia social debe ser el producto más trascendente del conocimiento, y como tal, ha sido uno de los pilares fundamentales de la vida académica de las instituciones universitarias. No es coincidencia que, a lo largo de la historia, las universidades hayan sido espacios de crítica, reflexión y compromiso con la transformación social.
En un país marcado por profundas desigualdades sociales, el papel de las y los universitarios no puede reducirse a la formación técnica o disciplinar. La realidad exige profesionales capaces de reconocer los retos de su entorno y de comprometerse activamente con la justicia social, la equidad y el bien común.
Origen y evolución del servicio social universitario
El Servicio Social en México nace como una expresión concreta del compromiso social de la educación superior, consolidándose tras la Revolución Mexicana y siendo reglamentado formalmente en 1934 durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. Desde entonces, se entiende como un puente entre la formación académica y la transformación de la realidad social, especialmente en beneficio de los sectores más vulnerables.
En la Universidad de Guadalajara, esta visión ha evolucionado con el tiempo. A partir de la Reforma Universitaria de 1992, que dio origen al modelo de Red Universitaria, el Servicio Social fue integrado como parte de la función sustantiva de Extensión, entendida como la responsabilidad institucional de llevar a la comunidad los beneficios del conocimiento, la cultura y la ciencia.
La Ley Orgánica de la Universidad de Guadalajara, en su Artículo 20, Fracción VIII, establece claramente que todas y todos los estudiantes tienen la obligación de prestar servicio social, en concordancia con su condición académica y con los programas que la Universidad determine.
Panorama actual: más allá de la obligación
Hoy, con el nuevo Reglamento General para la Prestación y Acreditación del Servicio Social (2024), se fortalece el enfoque formativo del servicio social, destacando su carácter integral, útil socialmente y transformador, permitiendo que las y los prestadores participen en programas alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los derechos humanos y las necesidades reales de la comunidad.
El servicio social ya no es únicamente un requisito para la titulación: es una experiencia formativa esencial, un proceso de aprendizaje situado, un ejercicio de ciudadanía crítica y una oportunidad para poner en práctica los conocimientos adquiridos al servicio de la sociedad.
En la Universidad de Guadalajara, el servicio social solo puede realizarse en programas aprobados, ya que estos representan el compromiso institucional con la comunidad y con la formación ética de su estudiantado. Cada programa aprobado es una respuesta concreta a una necesidad social, y a la vez, un espacio formativo en el que se articula el saber académico con la acción comprometida.
Una convicción universitaria
En una Universidad como la nuestra, concebida para ser el referente intelectual y ético del estado de Jalisco, el servicio social no debe asumirse solo como una obligación normativa, sino como una convicción ética y humanista. Es la oportunidad para que las y los universitarios se reconozcan como agentes de cambio, y para que el conocimiento generado en las aulas y laboratorios se traduzca en acciones con impacto, especialmente en beneficio de quienes más lo necesitan.
El servicio social es, en esencia, un acto de compromiso y justicia. Es poner el conocimiento en movimiento. Es la Universidad saliendo al encuentro de su sociedad.